LA OBRA DE REGENERACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

La gran obra del Espíritu Santo es la obra de regeneración (Juan 3:3-6).
Una noche un maestro de Israel, Nicodemo, vino a Jesús, quien le dijo, El que no naciere otra vez no puede ver el reino de Dios... Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Nuestro Salvador, sabiendo que la fe y obediencia a Dios, y nuestra aceptación con Dios, depende en ser nacido de nuevo, le dice a Nicodemo cuan necesario es. Nicodemo se sorprende de esto, así que Jesús prosigue a enseñarle lo que esta obra de regeneración es. Él dice, .El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. (v. 5).
La regeneración entonces es traída por .agua y el Espíritu. El Espíritu Santo hace la obra de regeneración en las almas de los hombres, en la cual el agua es la señal externa.
Esta señal externa es una promesa y sello del pacto, el cual estaba siendo predicado entonces a ellos por Juan el Bautista. El agua también puede significar al Espíritu Santo mismo.
Juan nos dice que todos los que recibieron a Cristo lo hicieron porque fueron nacidos de Dios (Juan 1:12, 13). Ni descendencia linear o la voluntad del hombre puede producir un nuevo nacimiento, la obra entera es atribuida solamente a Dios. (Véase también Juan 3:6; Ef. 2:1, 5; Juan 6:63; Ro. 8:9, 10; Tito 3:4-6).
Siempre es importante recordar que la Trinidad entera esta envuelta en esta obra de regeneración. Se origina en la bondad de Dios y amor como Padre (Juan 3:16; Ef. 1:3-6), de su voluntad, propósito y concejo. Es una obra de su amor y gracia. Fue procurada para pecadores por Jesucristo nuestro Salvador (Ef. 1:6). Pero el verdadero .lavamiento de regeneración y renuevamiento de nuestras almas es la obra del Espíritu Santo (Tito 3:4-6).
Pero mi objetivo presente es confirmar los fundamentos principales de la verdad concerniente a esta obra del Espíritu Santo, la cual esta siendo negada y opuesta.

A. LA REGENERACIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

La obra de regeneración fue llevada a cabo bajo el Antiguo Testamento desde la fundación del mundo, y fue anotada en las Escrituras, sin embargo el conocimiento de ella era muy vago comparado al conocimiento el cual tenemos en el evangelio.
Nicodemo, un maestro mayor de Israel, demostró su ignorancia de ello. ¿Como pueden ser estas cosas? ¿Como un hombre puede nacer siendo viejo? ¿Puede entrar por segunda vez al vientre de su madre y nacer? Cristo estaba atónito que un maestro De Israel no sabia esta doctrina de regeneración. Estaba claramente indicada en las promesas especificas del Antiguo Testamento como también en otros pasajes (como veremos) que Dios circuncidaría el corazón de su gente, quitaría el corazón de piedra y les daría un corazón de carne.
En su ignorancia, los maestros de Israel se imaginaban que la regeneración significaba solo una reformación de la vida. Similarmente, muchos hoy día consideran que la regeneración es nada más que un esfuerzo por llevar una vida moral. Pero si la regeneración significa no mas que esto, el venir a ser un nuevo hombre moral- una cosa que mas o menos todos encomiendan- entonces nuestro Señor Jesús, lejos de alumbrar a Nicodemo en esta cuestión de regeneración, la hizo mas obscura.
El Nuevo Testamento claramente enseña que el Espíritu Santo hace una obra misteriosa y secreta en las almas de los hombres. Ahora si esta obra misteriosa y secreta es realmente solo una reformación moral capacitando a los hombres a vivir mejores vidas, si solo es una persuasión externa para dejar lo malo y hacer el bien, entonces esta doctrina de regeneración tal como fue enseñada por Cristo y todo el Nuevo Testamento es totalmente ininteligible y sin sentido.
La regeneración y la doctrina de regeneración existieron bajo el Antiguo Testamento.
Los escogidos de Dios, en cada generación, eran nacidos de nuevo por el Espíritu Santo.
Pero antes de que Cristo viniera, todas las cosas de esta naturaleza, aun desde el principio del mundo, estaban escondidas en Dios. (Ef. 3:9). Pero ahora el gran medico ha venido, el que sanaría la herida fatal en nuestra naturaleza por la cual .estábamos muertos en delitos y pecados. Él abre la herida, nos enseña que tan terrible es y revela el estado de muerte que nos ha traído. Él hace esto para que estemos verdaderamente agradecidos cuando nos cure. Así que no hay doctrina que este más enteramente y claramente enseñada en el evangelio que esta doctrina de regeneración. Que depravados, entonces, están aquellos que la niegan, detestan y rechazan.

B. LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO CONSTANTE

Los escogidos de Dios no fueron regenerados de una forma en el Antiguo Testamento, y bajo el Nuevo Testamento de otra forma completamente diferente por el Espíritu Santo.
Todos son regenerados en la misma forma por el mismo Espíritu Santo.
Aquellos que fueron convertidos milagrosamente, como lo fue Pablo, o que en su conversión les fueron dados dones milagrosos, así como muchos de los primeros Cristianos tuvieron, no fueron regenerados en diferente forma que nosotros que también hemos recibido esta gracia y privilegio. Los dones milagrosos del Espíritu Santo no tuvieron nada que ver con su obra de regeneración. No prueban que una persona haya sido regenerada. Muchos con dones milagrosos nunca fueron regenerados; otros que fueron regenerados nunca tuvieron dones milagrosos.
También es el tope de la ignorancia el suponer que el Espíritu Santo en el pasado milagrosamente regeneró pecadores, pero ahora él ya no lo hace milagrosamente, sino lo hace persuadiéndonos que es irrazonable el no arrepentirse de nuestros pecados. Nunca caeremos en este error si consideramos lo siguiente:
La condición de todos los no regenerados es exactamente la misma. Algunos no son más no regenerados que otros. Todos los hombres son enemigos de Dios. Todos están bajo maldición (Sal. 51:5; Juan 3:5, 36; Ro. 3:19: 5:15-18; Ef. 2:3; Tito 3:3, 4).
Hay efectivamente diferentes grados de maldad en los no regenerados así como hay diferente grados de santidad en los regenerados. No obstante el estado de todos los no regenerados es el mismo. Todos necesitan la misma obra hecha en ellos por el Espíritu Santo.
El estado al que los hombres son traídos por la regeneración es el mismo. Ninguno es más regenerado aunque pueden estar más santificados que otros. Los que son nacidos de padres naturales son igualmente nacidos, aunque algunos rápidamente sobrepasan a otros en habilidades y perfecciones. Es lo mismo también con todos los que son nacidos de Dios.
La gracia y poder por lo cual esta obra de regeneración es hecha en nosotros son los mismos. La verdad es que aquellos que desprecian el nuevo nacimiento lo hacen porque detestan la nueva vida. El que aborrece la idea de vivir para Dios aborrece la idea de ser nacido de Dios. Pero todos los hombres al final serán juzgados por esta pregunta: ¿Has sido nacido de Dios?

C. MALA INTERPRETACIÓN DE LA REGENERACIÓN

PRIMERO, la regeneración no es simplemente ser bautizado y decir, .me he arrepentido.
El agua en el bautismo es solo la señal externa (1 P. 3:21). En si misma el agua solo puede hacer que la persona se moje y lave lo .sucio de la carne. Pero como una señal externa significa .una buena conciencia delante de Dios por la resurrección de Jesucristo de los muertos. (1P. 3:21. Véase He. 9:14; Ro. 6:3-7).
El apóstol Pablo claramente distingue entre la ordenanza externa y la obra de regeneración misma (Ga. 6:15). Si el bautismo con la confesión de arrepentimiento es regeneración, entonces todos los que son bautizados y dicen que se han arrepentido tienen que estar regenerados. Pero claramente esto no es así (Véase Hch. 8:13 con vv. 21, 23).
SEGUNDO, la regeneración no es una reforma moral externa de la vida y comportamiento. Por ejemplo, supongamos tal reformación moral externa por la cual una persona se vuelve de hacer lo malo para hacer lo bueno. Él para de robar y empieza a trabajar. Sin embargo, lo que sea que haya de verdadera justicia en este cambio de comportamiento moral externo, no sale de un corazón nuevo y una nueva naturaleza la cual ama la justicia. Solamente por la regeneración puede un pecaminoso, corrupto aborrecedor de la justicia ser traído a amarla y deleitarse en hacer justicia.
Algunos ridiculizan a la regeneración como enemigo de la moralidad, justicia y reformación, pero un día descubrirán que tan equivocados estaban.
La idea que la regeneración es nada más que una reforma moral de la vida sale de negar el pecado original y de la verdad de que somos malos por naturaleza. Si no somos malos por naturaleza, si en el fondo de nuestros corazones somos buenos, entonces no habría necesidad de ser nacidos de nuevo.
La regeneración no produce experiencias subjetivas.
La regeneración no tiene nada que ver con raptos maravillosos, éxtasis, el oír de voces celestes y cualquier otra cosa de ese tipo.
Cuando el Espíritu Santo hace su obra de regeneración en el corazón de los hombres, no viene sobre ellos con emociones y sentimientos grandes y poderosos los cuales no se pueden resistir. Él no posee a los hombres así como los malos espíritus toman posesión de sus victimas. Toda su obra puede ser razonablemente entendida y explicada por cualquiera que cree a la Escritura y ha recibido el Espíritu de verdad el cual el mundo no puede recibir. Cristo le dijo a Nicodemo, .Así como oyes el viento pero no sabes de donde viene o a donde va así es con la obra de regeneración del Espíritu Santo.

D. LA NATURALEZA DE LA REGENERACIÓN

La regeneración es el poner en el alma una nueva, verdadera ley espiritual de vida, luz, santidad y justicia, lo cual lleva a la destrucción de todo lo que aborrece a Dios y pelea en contra de él.
La regeneración produce un cambio milagroso interno del corazón. Así que si alguien esta en Cristo, nueva criatura es. La regeneración no es producida por las señales externas de un cambio moral del corazón y es bastante distinta de ellos (Ga. 5:6; 6:15).
La regeneración es un acto de creación del poder todopoderoso. Un nuevo principio o ley es creado en nosotros por el Espíritu Santo (Sal. 51:10; Ef. 2:10).
Esta nueva creación no es un habito nuevo formado en nosotros, sino una habilidad y poder nuevo. Por lo tanto se llama .la naturaleza divina. (2P.1:4).
Esta nueva creación es un nuevo poder y habilidad habitual creado en nosotros por Dios y lleva su imagen (Ef. 4:22-24).
La regeneración renueva nuestras mentes. Siendo renovados en el espíritu de nuestras mentes significa que nuestras mentes ahora tienen una nueva luz sobrenatural salvadora para capacitarlos a pensar y actuar espiritualmente (Ef. 4:23; Ro. 12:2).
El creyente es .renovado en entendimiento de acuerdo a la imagen de aquel que lo creó. (Col 3:10).

E. EL NUEVO HOMBRE

Este nuevo poder y habilidad forjados en nosotros por la regeneración son llamados el nuevo hombre porque envuelve un cambio completo del alma entera de la cual toda acción moral y espiritual viene (Ef. 4:24).
Este nuevo hombre esta puesto en oposición al viejo hombre. (Ef. 4:22, 24).
Este .viejo hombre es nuestra naturaleza humana corrupta la cual tiene el poder y habilidad para producir acciones y pensamientos malos.
El nuevo hombre tiene el poder y habilidad de producir acciones religiosas, espirituales y morales (Ro. 6:6).
Es llamado el .nuevo hombre  porque es una .creación nueva de Dios. (Ef. 1:19; Ef. 4:24; Col 2:12, 13; 2Ts. 1:11).
Este nuevo hombre es creado instantáneamente, en un momento del tiempo. Por eso es que la regeneración no puede ser simplemente una reformación de la vida, la cual es una obra de por vida (Ef. 2:10).
Es una obra de Dios en nosotros que precede a todas nuestras obras buenas hacia Dios.
Somos hechura de Dios creados para hacer buenas obras (Ef. 2:10).
Así que no podemos hacer buenas obras aceptables a Dios hasta que primero él obre esta nueva creación en nosotros.
Este nuevo hombre dice que es creado de acuerdo a Dios [en su imagen] en justicia y en verdadera santidad (Ef. 4:24). La imagen de Dios en el primer hombre no fue reformación de vida. Ni tampoco fue un patrón de buena conducta. Adán fue creado a la imagen de Dios antes que hubiera hecho alguna cosa buena. Esta imagen de Dios era el poder y habilidad dada a Adán para vivir una vida que verdaderamente mostrara el carácter justo y santo de Dios. El poder y habilidad que se le dio a Adán fue dado antes que aun empezara a vivir para Dios. Lo mismo debe de ser cierto con nosotros. Primero, la imagen de Dios es creada de nuevo en nosotros, la cual es el nuevo hombre. Entonces podemos una vez mas mostrar en nuestras vidas el carácter santo y justo de Dios (Lucas 6:43; Mt. 7:18).
EL PACTO DE DIOS: Dios nos ha dicho como el trata con nosotros en su pacto (Ez. 36:25-27; Jer. 31:33; 32:39, 40). Primero lava y limpia nuestra naturaleza. Quita el corazón de piedra y nos da un corazón de carne. Escribe sus leyes en nuestros corazones y pone su Espíritu en nosotros para capacitarnos a guardar esas leyes. Esto es a lo que se refiere por regeneración. Es también descrito como la santificación, el hacer santo a todo nuestro espíritu, alma y cuerpo (1Ts. 5:23).
PROBADO POR LA ESCRITURA: El Espíritu Santo no obra de alguna otra forma sino en la que se nos enseña en la Escritura. Todo lo que reclama ser su obra de regeneración debe ser probado por la Escritura.
Siendo omnisciente, el Espíritu Santo conoce nuestra naturaleza perfectamente, y por lo tanto sabe exactamente como obrar en ellas sin lastimarlas, herirlas, o en ninguna manera forzarlas a estar de acuerdo con su voluntad. La persona que esta siendo regenerada en ningún momento siente que esta siendo malvadamente forzada en contra de su voluntad. A pesar de esto, muchos de los que verdaderamente han sido regenerados han sido tratados por el mundo como si estuvieran locos, o alguna clase de fanático religioso (2R. 9:11; Mr. 3:21; Hch. 26:24, 25).
La obra del Espíritu Santo al regenerar almas debe ser estudiada y claramente entendida por los predicadores del evangelio, y por todos aquellos a los que la Palabra de Dios es predicada. Por medio de predicadores verdaderos del evangelio el Espíritu Santo regenera a la gente (1Co. 4:15; Flm.10; Hch. 26:17, 18). Así que, los que predican el evangelio deben entender completamente la regeneración para poder trabajar con Dios y su Espíritu para traer almas al .nuevo nacimiento. Es también el deber de todos los que oyen la Palabra de Dios de estudiar y entender la regeneración (2Co. 13:5).
La regeneración ha sido revelada a nosotros por Dios (Dt. 29:29). Así que el no estudiar y tratar de entender esta gran obra es para revelar nuestra propia locura y desatino. Hasta que somos nacidos de Dios no podemos hacer nada para agradarle, ni tampoco podemos tener ningún consuelo de él, ni tampoco podemos entender ninguna cosa sobre él o de lo que él esta haciendo en el mundo.
Hay un gran peligro de que el hombre pueda ser engañado sobre la regeneración y así estar perdido eternamente. Equivocadamente creen que pueden llegar al cielo sin ser nacidos de nuevo, o de que siendo nacido de nuevo pueden continuar llevando una vida pecaminosa. Estas opiniones plenamente contradicen las enseñanzas de nuestro Señor y de los apóstoles (Juan 3:5 y 1Juan 3:9).

9: COMO EL ESPÍRITU SANTO PREPARA A UN ALMA PARA SU OBRA DE REGENERACIÓN.

Es imposible para nosotros regenerarnos a nosotros mismos. Pero esto no nos excusa de nuestra responsabilidad espiritual.
Podemos ir y oír la Palabra de Dios siendo predicada (Ro. 10:17). Podemos ir determinados a entender y recibir las cosas reveladas a nosotros de ser claramente de Dios.
Muchas almas son eternamente arruinadas porque simplemente no dejaron a Dios hablarles y enseñarles de su Palabra. Es cierto que no hay hombre que pueda regenerarse a si mismo, aunque oiga y reciba la Palabra de Dios. Pero Dios esta preparado para venir a aquellos que vienen a él por el camino que él les ha dicho. Él encuentra a las almas donde él les dijo que las encontraría.
Al ser predicada la Palabra de Dios, ciertas cosas empiezan a pasar en los oyentes mientras el Espíritu Santo les trae la Palabra al hogar personalmente. Estas cosas usualmente pasan a la persona antes de que sea .nacida de nuevo.
LA PRIMERA COSA que pasa es que el Espíritu Santo ilumina y aclarece el entendimiento, capacitando a la persona a conocer y entender espiritualmente las verdades espirituales reveladas (1Co. 2:9, 11). Esto es bastante diferente a un entendimiento natural de lo que se esta siendo predicado por el uso del razonamiento solamente.
La obra de iluminación del Espíritu Santo hace a la Palabra clara para la mente (2P. 2:21). El evangelio es entendido, no solamente como verdadero, sino como el camino de justicia de Dios (Ro. 1:17; 10:3, 4). La iluminación ayuda a la mente a estar de acuerdo con la verdad (Hch.8:13; Juan 2:23; 12:42). La iluminación trae un gozo momentáneo (Lc. 8:13; Juan 5:35). Juntamente con la iluminación la persona puede recibir algunos dones espirituales. (Mt. 7:22).
La iluminación no es regeneración, ni la regeneración infaliblemente toma lugar después de la iluminación. Cuando la luz brilla en la gracia salvadora de Dios, entonces el alma ve claramente lo que se le esta ofreciendo. Así que la iluminación prepara al alma para la regeneración.
LA SEGUNDA COSA que pasa es que el Espíritu Santo trae convicción de pecado. Esto también es producido por la predicación de la Palabra (1ª Co. 14:24, 25).
El alma empieza a sentir un sentido perturbante de su culpabilidad al ser traído a encarar las justas demandas de la ley de Dios. Empieza a sentir un sentido de dolor y sufrimiento por el pecado que ha hecho (2ª Co. 7:10). Ya son pasados y no se pueden enmendar (Ro. 8:15).
Esto lleva al alma a sentirse humilde por su maldad (1ª R. 21:29). Ahora, al menos que el alma sea hundida en la desesperación, empieza a buscar una salida a su presente estado de miseria (Hch. 2:37; 16:30). Frecuentemente la persona empieza a reformar su vida y le sigue un gran cambio de actitud (Mt. 13:20; 2P. 2; 20; Mt. 12:44).
Algunos descuidan esta luz y convicción o buscan ahogarla. Algunos son arrollados por la fuerza y el poder de sus codicias, el amor al pecado y el poder de las tentaciones.
Algunos piensan que el ser alumbrado es lo bastante suficiente y que esto es todo lo que Dios quiere hacer con ellos.
Todas estas cosas que son traídas a las personas por la predicación de la Palabra son en verdad acciones del Espíritu Santo obrando al lado de la predicación (Is. 49:4; Jer 15:20; Ez. 33:31, 32; Juan 8:59; Hch. 13:41, 45, 46). Esos que son iluminados son dichos de ser participantes del Espíritu Santo. (He. 6:4).
Objeción. Si esta obra preparatoria del Espíritu Santo no lleva a la regeneración, ¿acaso el Espíritu Santo solo desea hacer una obra débil e imperfecta en esa alma, o no es capaz de traer a esa alma al .nuevo nacimiento?
Respuesta. En algunos, la conversión real no se lleva acabo. Esta obra inicial del Espíritu Santo ni es débil ni imperfecta, pero puede ser voluntariamente y tercamente resistida. En los escogidos el Espíritu Santo, de su propia gracia soberana, remueve esta terquedad voluntaria. Al resto los deja sufrir el pago justo de sus malas obras. El Espíritu Santo es perfectamente libre para hacer lo que él quiere hacer. Él hace lo que le place, cuando le place y como le place. Sin embargo, sus obras siempre son buenas y santas. Él enteramente y perfectamente lleva acabo lo que él libremente planeó y se propuso a cumplir.

A. LA ILUMINACIÓN NO ES GARANTÍA DE SALVACIÓN

Hay una .iluminación la cual no lleva a la salvación. No cambia la voluntad del hombre y no da a la mente un deleite y satisfacción en las cosas espirituales. La mente no se deleita en Dios (Ro. 6:17; 12:2; 1Co. 2:13-15; 2Co. 3:18; 4:6). No da ningún discernimiento espiritual en la gloria de la gracia de Dios.
Tampoco esta iluminación limpia la conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo (He. 9:14). Solo redarguye al alma de pecado y la despierta para condenar muchas cosas que antes aprobaba calurosamente. Tal iluminación obra en los sentimientos, despertando temor, dolor, gozo y deleite. Pero no los arregla en cosas celestiales (Col.3:1, 2). Tampoco arranca los malos deseos y llena el corazón con gozos espirituales. Casi siempre lleva a una reformación mayor en el estilo de vida, aun produciendo la apariencia virtuosa. Pero hay tres grandes defectos en esta iluminación.
EL PRIMERO es que permite a los furiosos y reinantes pecados de ignorancia a continuar, así como lo hizo con Pablo antes de su conversión.
LA SEGUNDA es que la reformación de la vida estimula a la persona a obtener escasas guianzas a deshacerse de todos los pecados conocidos, al menos que el alma este ocupada en una búsqueda flagrante de justicia propia.

LA TERCERA es que esta reformación de vida, aunque sea fuerte al principio, pronto se desvanece y decae. Finalmente deja a la gente como esqueletos espirituales.