Los no
regenerados están en un estado de muerte espiritual. Para ser revividos, necesitan
una obra poderosa y eficaz del Espíritu Santo hecha en sus almas. Esta obra es regeneración
espiritual (Ef. 2:1, 5; Col 2:13; 2ª Co. 5:14). Y es llamada dar vida, u otorgamiento
de vida en ellos (Ef. 2:5; Juan 5:21; 6:63).
Este estado de
muerte es legal o espiritual. Toda la humanidad en Adán ha sido sentenciada a
muerte según la ley (Gn. 2:17; Ro. 5:12).
Esta es muerte
legal o judicial y es solo por la justificación que somos liberados de ella. La
muerte espiritual es similar a la muerte natural. Es porque los no regenerados
están muertos espiritualmente, que no pueden hacer bien espiritual hasta que
son .avivados., o hechos vivos por el poder todopoderoso del Espíritu Santo. No
hay persona no regenerada que pueda resistir al Espíritu Santo cuando así
viene. Cuando una persona que esta muerta en delitos y pecados es avivada, ella
es hecha viva. Viene a la vida en Cristo. ¿Pero que es esta nueva vida
espiritual?
Cuando Dios crió
a Adán .alentó en su nariz el soplo de vida, y fue el hombre en alma viviente.
(Gn. 2:7). El principio de vida en si mismo fue alentado al cuerpo del hombre
por Dios, quien continúa haciendo esto en cada bebé que nace en este mundo.
El .aliento de
vida, o alma, alentado en el cuerpo, hizo vivo o hizo vivir. Ese cuerpo que
hasta entonces estaba como muerto y sin poder moverse. El alma fue unida al cuerpo
y causó al cuerpo a vivir, moverse y tener su ser.
La vida se ve por
sus actividades. Es contrastada con la muerte que está en los ídolos (Sal.
115:4-7) Estas actividades de la vida que salen del carácter racional del
hombre, principalmente el entendimiento y la voluntad, enseña que fue criado un
agente vivo, libre y moral.
La muerte natural
es una separación del alma del cuerpo. Cuando todas las actividades vitales
cesan de funcionar y el alma es separada del cuerpo, entonces la muerte ocurre.
El cuerpo es totalmente incapaz de llevar acabo cualquier actividad que es
necesaria para la vida. Pero permanece en la muerte un poder pasivo e inactivo
capaz de recibir la vida otra vez. Como fue el caso de Lázaro, quien fue totalmente
incapaz de levantarse a si mismo de los muertos, la vida nos puede ser
restaurada solo por Cristo Jesús.
A. VIDA ESPIRITUAL Y MUERTE
ESPIRITUAL
Adán, en el
estado de inocencia, aparte de su vida natural como un alma viviente, también
tenía una vida sobrenatural. Esta vida sobrenatural lo capacitaba para vivir
para Dios. Esto es llamado .la vida de Dios. (Ef. 4:18).
Esta es esa vida
de la cual los hombres en su estado natural están ajenos. Así que el hombre
natural ya no puede hacer lo que Dios requiere. No puede vivir para agradar a
Dios. Ya no puede mas llevar a cabo ese propósito por el cual Dios lo crió.
Pero en su creación original Adán estaba capacitado para vivir para la gloria
de Dios y después hubiera entrado al gozo completo de Dios. El gozar de Dios
para siempre se le estableció delante de él como la cúspide de felicidad y el
más alto galardón que le pudiera ser dado.
Había un
principio dador de vida que pertenecía a esta vida alentada en el cuerpo de Adán.
Este principio era .la imagen de Dios. Por el poder de esta imagen de Dios en
él, Adán estaba capacitado para ser como Dios. Su mente, corazón y voluntad
eran gobernados y mandados por el amor de la santidad y justicia de Dios (Gn.
1:26, 27; Ec. 7:29).
El propósito
entero de la vida de Adán era de agradar y glorificar a Dios. Dios le enseñó
esto al imponer un pacto en él (Gn. 2:16, 17). Para poder vivir para Dios y
glorificarlo a Adán le fue dada toda habilidad espiritual necesaria.
El principio
gobernante de esta vida estaba totalmente y enteramente en el hombre mismo.
Vino de la buena voluntad y poder de Dios, pero fue implantado en el hombre para
crecer en ninguna otra raíz sino en la que estaba en el hombre mismo (Col. 3:3,
4; Ro. 8:11; Ro. 6:4; Ga. 2:20).
La vida
espiritual en Adán puede ser comparada a esa vida espiritual que tenemos en Cristo.
La nueva vida en Cristo tiene que ver con la revelación que Dios ha hecho de sí
mismo en Cristo. Como consecuencia, nuevos deberes de obediencia ahora son requeridos
de nosotros. Pero son de la misma clase de los que fueron requeridos de Adán (Ef.
4:23, 24; Col 3:10).
Todos los hombres
nacen espiritualmente muertos, nunca habiendo tenido esa vida de Dios la cual
Adán tuvo. En Adán la tuvieron, y en Adán la perdieron.
B. LA NATURALEZA DE LA
MUERTE ESPIRITUAL
Esta muerte
espiritual es una perdida de vida espiritual que nos capacita para vivir para Dios.
Así como el cuerpo no puede vivir sin alma, así el alma no puede vivir para
Dios sin esa vida espiritual. Sin esa vida espiritual el alma se vuelve
moralmente corrupta (Ro. 8:7, 8; Juan 6:44, Mt. 7:18; 12:33; Jer. 13:23).
Así como el
cuerpo solo tiene un poder pasivo para recibir vida, porque no se puede dar
vida a si mismo y levantarse a si mismo de los muertos, así también el alma
tiene solo un poder pasivo para recibir la vida espiritual, porque no tiene poder
para regenerarse a si misma de la muerte espiritual a la vida espiritual.
Las
exhortaciones, promesas y amenazas en las Escrituras no nos dicen lo que podemos
hacer, sino lo que debemos de hacer. Nos enseñan nuestro estado de muerte espiritual
y nuestra inhabilidad de hacer cualquier bien espiritual. A Dios le agrada
hacer estas exhortaciones y promesas el medio por el cual podamos recibir la
vida espiritual (Stg. 1:18; 1P. 1:23).
Esta inhabilidad
de vivir para Dios se debe al pecado (Ro. 5:12). Las personas no regeneradas
pueden hacer algo para la regeneración, pero no cuidan de hacerlo, así que voluntariamente
pecan. Aunque no pueden vivir para Dios, ellos pueden y resisten a Dios, porque
sus mentes depravadas están ajenas de la vida de Dios. Las personas no regeneradas
libremente y malvadamente escogen desobedecer a Dios.
Jesús se quejó,
.Y no queréis venir a mi, para que tengáis vida. (Juan 5:40). Hay en esta
muerte un cesamiento de toda actividad vital. Las personas no regeneradas no pueden
hacer ninguna actividad vital que se pueda llamar obediencia espiritual. La verdadera
obediencia espiritual brota de la vida de Dios (Ef. 4:18). La regla de esta obediencia
son .las palabras de esta vida. (Hch. 5:20). Donde esta vida de Dios no existe,
las obras de los hombres son .obras muertas. (He. 9:14). Son obras muertas,
porque salen de un principio gobernante de muerte (Ef. 5:11). Y terminan en
muerte eterna (Stg. 1:15).
C. VIDA ESPIRITUAL: SU
ORIGEN E IMPARTICIÓN
Dios es el origen
de toda vida y especialmente de la vida espiritual (Sal. 36:9). Así que nuestra
vida esta .escondida con Cristo en Dios. (Col 3:3).
Nuestra vida
espiritual es diferente a cada otra clase de vida. No viene directamente a nosotros
de Dios, pero es primero depositada en toda su plenitud en Cristo como mediador
(Col. 1:19). Así que es de su plenitud que nosotros recibimos esta vida (Juan 1:16).
Así que Cristo es nuestra vida (Col 3:4). Es, entonces, no tanto nosotros los
que vivimos sino Cristo quien vive en nosotros (Ga. 2:20). No podemos hacer
nada de nosotros mismos sino solo por el poder y virtud de Cristo (1ª Co.
15:10).
El origen de esta
vida esta en Dios. La plenitud de esta vida esta en Cristo. Y es impartida a
nosotros por el Espíritu Santo. La experimentamos como un nuevo poder y principio
dirigente en nosotros (Ro. 8:11; Ef. 4:15, 16). Cristo es nuestra vida y sin él
no podemos hacer nada (Juan 15:5). Esta vida espiritual impartida a nosotros
por el Espíritu Santo es todavía también en Cristo. Por lo tanto, por esta vida
estamos unidos a Cristo como una rama esta unida al árbol, deriva su vida del
árbol y nunca puede vivir independientemente del árbol (Juan 15:4).
Esta vida
espiritual nos es impartida por el Espíritu Santo para que podamos estar capacitados
a obedecer los términos del pacto santo de Dios. Por esta nueva vida, Dios escribe
su ley en nuestros corazones y entonces podemos andar en obediencia a sus mandamientos.
Sin este principio gobernante de vida espiritual no puede haber obediencia
espiritual.
El decir que
podemos por nuestros propios esfuerzos pensar buenos pensamientos o darle a
Dios una obediencia espiritual antes de que seamos regenerados espiritualmente es
derribar el evangelio y la fe de la iglesia universal en todas las edades. No
importa que tan poderosamente seamos motivados y alentados, sin regeneración no
podemos hacer buenas obras las cuales son agradables y aceptables a Dios. Una
vida religiosa, decente y moral derivada de uno mismo y no nacida de Dios es
tan pecaminosa como la peor de las vidas pecaminosas.
Objeción. ¿Si lo que se acaba de decir es cierto, entonces no seria igual de
bueno el satisfacerse en pecados y concupiscencias en lugar de llevar una vida
decente y moral? ¿Y para qué predicarles deberes a los no regenerados?
Respuesta. Todas las cosas buenas que los no regenerados
hacen son en cierto sentido pecaminosas. Agustín llama a las virtudes de los no
regenerados .pecados espléndidos.
Para ser
aceptable a Dios debe de haber dos cosas acompañando cada buena obra.
PRIMERO, Dios se debe agradar de esa obra, y:
SEGUNDO, debe ser hecha de una manera santa, siendo la
persona que la hace santificada o apartada para la gloria de Dios.
Los no regenerados no pueden agradar a Dios.
El hombre no
regenerado no puede llenar ninguna de estas condiciones porque no tiene fe, y
.sin fe es imposible agradar a Dios. (He. 11:6). Y a los no santificados, los
que no son purificados por el lavamiento de la regeneración y por el Espíritu
de gracia, todas las cosas están sucias porque sus conciencias y mentes están
contaminadas (Tito 1:15).
Pero como son
hechas a la vista de los hombres, las buenas obras de los no regenerados son preferibles
de cualquier modo a las obras malas y crueles. Como deberes son buenas. Como
deberes hechos por los no regenerados son pecaminosos.
Eso lo que es
bueno en sí mismo, aunque corrompido por los no regenerados, es todavía
aprobado y aceptado en su lugar propio.
Pero los deberes
se pueden hacer de dos formas. Pueden ser hechos en hipocresía y pretensión y
así son totalmente aborrecidos por Dios en ambos, en lo que es hecho y como es
hecho (Is. 1:11-15; Os. 1:4).
Los deberes
también se pueden hacer con toda honestidad y pureza de motivo de acuerdo con
nuestra luz y convicción presente. La substancia de estas obras puede ser
aprobada. Ningún hombre es exhortado a hacer cualquier cosa en hipocresía (Mt.
10:26). Así que por esta razón son aceptables entre los hombres.
El mismo deber
hecho de acuerdo a la misma norma puede ser aceptado en uno y ser rechazado en
otro, Caín y Abel (Gn. 4). La persona de Abel primero fue aceptada por Dios, y
después su ofrenda. Abel ofreció en fe, sin la cual es imposible agradar a
Dios.
Pero Caín no fue
aceptado y por eso su ofrenda no fue aceptada, porque no la ofreció en fe.
La voluntad de
Dios es la norma de toda la obediencia que Dios requiere del hombre.
El hombre, aunque
pecador, todavía esta obligado a obedecer a Dios, y Dios todavía tiene el
derecho de demandar perfecta obediencia del hombre pecador. Es la culpa del
hombre que no pueda obedecer a Dios, no la de Dios. Si Dios me manda a un
cierto deber que yo no quiero hacer y para no hacerlo yo deliberadamente me
lisió, él sería absolutamente justo y recto para castigarme por no hacer ese
deber, aunque por mi propio deliberado acto yo mismo me haya hecho incapaz para
hacerlo. Así es con el pecado.
D.LOS PREDICADORES DEBEN
ENSEÑAR LA INCAPACIDAD NATURAL.
Los predicadores
del evangelio y otros tienen suficiente justificación para presionar en todos
los hombres los deberes de arrepentimiento, fe y obediencia, aunque ellos saben
que los no regenerados no tienen capacidad para hacer estas cosas. Deben de
enseñar a los no regenerados por qué no pueden y que es su propia culpa que no
puedan hacer estos deberes.
Es la voluntad de
Dios y el mandato de Dios que a los no regenerados se les digan sus deberes. No
debemos considerar lo que el hombre puede hacer o hará, sino lo que Dios dice
deben hacer. Hay dos buenas razones por que estos deberes deben ser presionados
a los impíos. Los impíos deben ser detenidos de ir más adentro en el pecado y
de ser endurecidos más y más, y estos deberes son los medios señalados por Dios
para su conversión.
Y hay buenas
razones por que los no regenerados deben prestar atención a estos deberes.
Serán guardados de muchos pecados, especialmente el gran pecado de menospreciar
a Dios. Al atender estos deberes, Dios los puede usar para ayudar a otros y promover
su gloria en el mundo. Y al poner atención a estos deberes serán guardados en el
camino de Dios y por la gracia de Dios obrando a su debido tiempo ser traídos a
la conversión.
E. EN ESTE ESTADO DE MUERTE
ESPIRITUAL LOS NO REGENERADOS NO TIENEN PODER NI DESEO DE VIVIR UNA VIDA
ESPIRITUAL
Los no
regenerados son como un cuerpo muerto que no tienen poder ni deseos de vivir.
OBJECIÓN. ¿Que de Balaam .deseando morir la muerte de los
rectos. (Nm. 23:10)? ¿Y que de Herodes, quien .oía a Juan el Bautista, de buena
gana, y hacia muchas cosas, (Mr. 6:20)?
RESPUESTA. No hay duda que los hombres no regenerados pueden hacer deberes externos
que son buenos en si mismos. Pueden realmente tener deseos por Dios como al que
ellos creen que les puede traer perfecta felicidad. Pueden hacer grandes
esfuerzos de ser como él y de agradarle. Pero hasta donde estos llegan son meramente
deseos y esfuerzos naturales, y no brotan de una vida interna espiritual y de
una naturaleza regenerada, ellos no son aceptables a Dios.
Aunque no hay
deseos espirituales en los no regenerados, sin embargo los deseos que si tienen
y los esfuerzos que si hacen para acercarse mas a Dios resulta del poder de
Dios obrando en ellos, ya sea por medio de sus conciencias o por medio de la
predicación de la ley y del evangelio o por el ejemplo de hombres piadosos.
Estos deseos y esfuerzos hacia Dios en los impíos no salen de nada bueno que
haya en ellos - porque en la carne no mora el bien (Ro. 7:18) - pero son el
resultado del poder de Dios obrando en ellos y sobre ellos, aunque no lleve a
la regeneración.
Estos deseos de
ser bueno, y todos los deseos de agradar a Dios por buenas obras mostradas por
los no regenerados, no salen de ninguna vida espiritual en ellos, ni tampoco
despiertan el deseo de ser regenerados. Son producidos puramente por el poder de
Dios por medio de la conciencia, predicación o ejemplo piadoso. Los hombres que
están espiritualmente muertos pueden tener fuertes deseos de no morir
eternamente, y hacen muchas cosas para prevenir este terrible juicio que les
viene pero tales deseos de ser salvos no son evidencia de que en realidad son
salvos, o aun que desean ser regenerados para ser salvos.